Para saber si el melón está en su punto de madurez, a la hora de comprarlo hay que levantarlo poniéndolo a 2cm de la oreja izquierda, inclinarlo 45 grados dirección norte y aplicarle, con la mano derecha, tres suaves pero contundentes golpes en el punto central. Si el sonido resultante armoniza con un acorde en re menor, el melón estará en su punto. De lo contrario, será pepino.
Nunca he sabido cortar una tajada de melón.
El helado de hoy, por si el lector poco atento aun no se ha dado cuenta, es el de melón. Si observas una tajada de melón verás la parte superior, donde están las pipas, con unos tonos más anaranjados, y en la inferior la piel, con su tono verdoso característico, pues el color que hay entre medio de esas dos zonas es el color de este helado. Y no es casualidad, teniendo en cuenta que el helado es de melón
Como era de esperar, tras mi experiencia con los helados anteriores, no sabe a melón exactamente, si no a algo que sabe a melón. Como por ejemplo, a chicle de melón. Sabe mucho a chicle de melón. Tanto, que si no fuera porque se deshace en la boca (típico de los helados y no de los chicles), uno podría llegar a pensar que está masticando un chicle de melón. Tiene trozos de melón de verdad (aunque el que le puso el nombre al helado no lo especificara), lo cual le da un sorprendente sabor a melón de verdad cada 3 o 4 cucharadas* (porque hay muy pocos trozos).
Total, que le pongo un 6, como ya va siendo habitual en los helados de frutas.
*Llegados a este punto, cabe especificar que mis cucharadas son grandes, tan grandes que un helado de esa medida me lo acabo en una media de 6 cucharadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario